El cuerpo como archivo

“El sistema de sexo-género es un sistema de escritura. El cuerpo es un texto socialmente construido, un archivo orgánico de la historia de la humanidad como historia de la producción-reproducción sexual, en la que ciertos códigos se naturalizan, otros quedan elípticos y otros son sistemáticamente eliminados o tachados” (Preciado, 2002: 23).

El grupo de investigación “Cos i textualitat” (Cositextualitat.uab.cat, 2005) de la UAB, dirigido por la Dra. Meri Torras, reflexiona desde 2005 acerca de la relación del cuerpo y su representación desde una perspectiva interdisciplinar, y como éste ha sido relegado a la “subsidiariedad del saber“ (Cositextualitat.uab.cat, 2005). El cuerpo se presenta como una representación de sí mismo, un lugar de transformación constante en el que la identidad, entendida como una articulación del género, la raza, la clase y la identidad sexual, es inscrita y re-inscrita a través de toda una serie de discursos culturales (Cositextualitat.uab.cat, 2005). 

“El cuerpo se encarna en una encrucijada de discursos que trazan un ámbito de tensión dinámico y cambiante, un espacio de debate a propósito de lo que hablamos cuando hablamos de cuerpo. […] Frente al lugar que se le ha otorgado como materia inestimable, simple sostén o portadora de lo que realmente importa que constituye al sujeto: la mente, la razón, el espíritu, el conocimiento. Incluso cuando la identidad parece apelar a determinado cuerpo, por ejemplo en los planteamientos feministas, no todos obviamente. Este, el cuerpo, ha jugado el papel de una evidencia última: el lugar pasivo de inscripción de una diferencia constitutiva. Si las propuestas feministas, hasta cierto momento, han girado alrededor de una categoría central “mujer”, este ser mujer o estar mujer, se ha identificado con vivir en un cuerpo sexuado en femenino, un atributo presente en la red extensa en el cuerpo entendido a su vez como simple presencia auto-evidente. No hay simples presencias. Ninguna presencia es simple. La naturalidad física, carnal, es la concreción de una interpretación representativa, una fijación transitoria en un mapa intertextual e interdiscursivo. El cuerpo es la representación del cuerpo. Nunca la representación definitiva. Porque ésta, como fruto de una interpretación, desde una perspectiva y un contexto determinados, no puede saturar la capacidad significante y significativa del cuerpo-texto. […] Siempre queda algo por decir del cuerpo, un cuerpo ontológico que escapa a la representación. […] Cada representación textual crea el cuerpo” (Conferencia Magistral Dra. Meri Torras, 2013).

A principios de 2015, el grupo de investigación organizó las jornadas “Corpografías ciborg. Género, tecnología y poshumanismo” (Corpografiasciborgcositextualitat.weebly.com, 2015), en las que se debatió sobre la aplicación de la metáfora del cyborg (Haraway, 1995a) al pensamiento del cuerpo concebido como un texto. “El cyborg como una de las metáforas más fructíferas de la historia humanidad, en su búsqueda de los límites constitutivos de lo humano” (Conferencia Magistral Dra. Meri Torras, 2013). La metáfora del cyborg (Haraway, 1995a) habla de una conexión física y metafísica del la humanidad con la tecnología, de una criatura compuesta de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos. La cultura, entendida como tecnología, se inscribe en el cuerpo produciendo un nuevo ser cyborg en donde las representaciones textuales del cuerpo van a funcionar a modo de dispositivos cibernéticos.

De una manera similar a la propuesta de Meri Torras, en la que se concibe el cuerpo como un lugar de inscripción y reinscripción, en el que se sostienen toda una serie de discursos culturales como el género, la raza, la clase y la identidad sexual, Paul Preciado concibe el cuerpo un “archivo cultural histórico vivo” (Museoreinsofia.es, 2012). En el seminario “Somateca. Producción biopolítica, feminismos, prácticas queer y trans”, organizado en el MNCARS en 2012, Preciado nos propuso que pensemos el cuerpo moderno como una “somateca” (Museoreinsofia.es, 2012), un espacio corporal que surge en el contexto de la modernidad “donde se inscriben diferentes regímenes biopolíticos” (Museoreinsofia.es, 2012).

“El sujeto moderno no tiene cuerpo. Es una somateca: un aparato somático denso, estratificado, saturado de órganos gestionados por diferentes regímenes biopolíticos que determinan espacios de acción jerarquizados en términos de clase, de raza, de diferencia de género o sexual. Las prácticas somáticas son “fórmulas generales de dominación”, (Bordieu), “técnicas del cuerpo” (Mauss) que funcionan como “dispositivos de subjetivación” (Foucault), como “procesos de incorporación de la norma” (Butler)” (Museoreinasofia.es, 2012).

A través del concepto de “somateca”, Preciado nos propone la creación de una genealogía crítica del cuerpo moderno y nos invita a pensarlo como un lugar en el que podemos “intervenir colectiva y críticamente en la red de saberes y de representaciones que producen el cuerpo como organismo, de producir contra-narrativas y contra-representaciones, en definitiva de inventar técnicas de des-subjetivación de la somateca” (Museoreinsofia.es, 2012).